Los discursos del odio: una lacra de ayer y de hoy
Las palabras suelen anticipar a los hechos. Nunca ha habido un trapo sucio de la Humanidad que no haya sido alentado por la palabra. La palabra es al mismo tiempo buena y mala. Genera reacciones, nos anima y ayuda a mejorar, nos guía, nos hace cuestionarnos el por qué de las cosas.