Arte y patrimonio

Una lista para englobar el Patrimonio de la Humanidad

Las Pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, Venecia, Florencia, el Machu Pichu, Angkor, la Alhambra, los parques nacionales del Kilimanjaro y del Gran Cañón, la Gran Barrera de Coral… son solo algunos de los más de 1.000 sitios Patrimonio de la Humanidad.
Icono de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Durante la XVII reunión de la UNESCO, celebrada en París el 16 de noviembre de 1972, la Conferencia General del ente cultural acordó una de sus propuestas más influyentes y reconocidas: la creación de una lista con los elementos patrimoniales más importantes de la humanidad.

The List

La Lista de Patrimonio de la Humanidad, es un extenso catálogo de sitios culturales y naturales que han sido incluidos por sus valores excepcionales para la humanidad, con el fin de protegerlos, salvaguardarlos y difundirlos. Los bienes incluidos pretenden ser un representación de las culturas y los paisajes de todo el planeta, por lo que la diversidad de bienes es amplia: desde elementos de todas las sociedades y continentes hasta reservas naturales y parques nacionales, pasando por ciudades, fiestas o tradiciones. Todos estos patrimonios se han ido consolidando a través de diversas cartas internacionales para su conservación y protección.

Mapa con los sitios Patrimonio de la Humanidad. Amarillo: culturales; verde: naturales; rojo: en peligro. UNESCO.

La elección de estos sitios no es aleatoria y, para ser aceptados, los Estados deben presentar previamente un inventario de aquellos bienes que consideren significativos para ser incluidos en una Lista Provisional. Tras ello, uno o varios de estos bienes son elegidos para iniciar los procesos de Candidatura. El expediente de dicha candidatura es evaluado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) que transmiten sus recomendaciones al Comité del Patrimonio de la Humanidad quien, finalmente, decide aceptar el sitio, rechazarlo, o aplazarlo para futuras reuniones.

Ser incluido en La Lista conlleva una serie de obligaciones para mantener su declaración. Para ello, la UNESCO dispone de observadores que controlan las buenas prácticas del sitio. En caso de informes desfavorables, un bien podría ser expulsado de La Lista o entrar en la Lista en Peligro.

En la actualidad, The List cuenta con más de 1.100 bienes incluidos y los países que más bienes Patrimonio de la Humanidad son China, Italia, España, Alemania y Francia. El primer país americano con más elementos es México, seguido de Estados Unidos y Brasil, mientras que el país africano con mayor número es Sudáfrica.

Templo de Angkor Wat, Camboya. Foto: Sam Garza, 2009. Wikimedia commons.

Criterios y valores

Para ser aceptados en La Lista, las candidaturas deben contener en sus informe uno o varios valores que le otorguen una autenticidad y singularidad única. Los criterios de selección para los bienes culturales son seis: 1) Representar una obra maestra; 2) Ser testimonio de un intercambio de valores humanos en un período de tiempo o dentro de un área cultural; 3) Ser un testimonio único o excepcional de una cultura y civilización existente o desaparecida; 4) Representar un ejemplo tipo de arquitectura, tecnología o paisaje de la historia humana; 5) Representar un ejemplo de tradición de asentamiento humano representativo de una cultura o de una interacción humana con el medio ambiente; y 6) Estar asociado a eventos, tradiciones, técnicas o artes de significación universal.

Por su parte, los criterios para bienes de carácter natural son cuatro: 1) Ser excepcionales en sus fenómenos naturales y de estética; 2) Representar etapas de la historia de la tierra; 3) Representar procesos ecológicos y biológicos en la evolución de los ecosistemas; y 4) Contener los hábitats naturales más representativos e importantes para la conservación de la biodiversidad.

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Gran Cañón del Colorado, Estados Unidos. Foto: Antoine Taveneaux, 2011. Wikimedia commons.

Críticas y problemas

Desde hace algunos años, se ha producido un cierto rechazo desde diversos sectores de la gestión cultural y de los agentes implicados. Autores como Layton, Stone y Thomas critican la visión eurocentrista de los criterios para designar un sitio Patrimonio de la Humanidad, basado principalmente en sensaciones occidentales en cuanto a estética o exotismo.

Otro de los problemas es la masificación turística, mercantilización, escenificación y ‘parque-tematización’ del patrimonio para los ‘otros’ (turistas y visitantes) lo que provoca, tal como exponen Jiménez de Madariaga y Seño Asencio, “una alteración del entorno cotidiano y el espacio vivido” y, con ello, un rechazo en la propia comunidad “al sentir que se invaden los elementos más relevantes de su cultura”.

Imagen habitual en el Acrópolis de Atenas, Grecia. Foto: Nurphoto.
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