Suzanne Valadon y Tamara de Lempicka fueron dos artistas de personalidades y clases sociales distintas, que destacaron por su talento en la París de los años 20, rompiendo con las normas tradicionales y cambiando los roles. El Musée du Luxemburg de París acoge hasta el 10 de julio la exposición: Pioneras. Artistas de nuevo género en el París de los locos años veinte.
Tamara de Lempicka, pionera y referente del art déco
En este periodo de efervescencia y auge cultural parisino, encontramos a Tamara de Lempicka (Varsovia 1898-Cuernavaca 1980), una artista polaca aristócrata. Huyendo del comunismo ruso, encontró refugio e inspiración cultural en la París de la Belle Époque. Disfrutando al máximo de las fiestas y los excesos que ofrecía la ciudad, sin necesidad de vender cuadros para subsistir, supo crear un estilo pictórico en art déco propio, influenciado por el cubismo, el art nouveau o el neoclasicismo.
En efecto, sus figuras enormes y atléticas nos recuerdan a los artistas manieristas y cubistas, dando una cierta sensación de superficialidad. Esto podría estar relacionada con su personalidad y con su condición de aristócrata. De esos años, sobre todo destaca su gusto por el desnudo femenino, tanto individual como en grupo. Se trata de cuerpos de mujeres que se entrelazan, mostrando un erotismo y una sensualidad peculiares.
Las figuras incluso podrían ser tanto masculinas como femeninas, una característica relacionada con la bisexualidad de la artista. También hace referencia a la reflexión, que comienza en la época, sobre la existencia de un «tercer género» o «neutralidad».
De Lempicka demostrará una clara resistencia a las normas tradicionales de género y de la relación sexual. Ello se verá en algunos de sus retratos de mujeres aristócratas, las cuales visten con traje de hombre y tienen un corte de pelo masculino. De esta manera, se crea en su obra una ambigüedad entre lo masculino y lo femenino; así como una reinvención del retrato y del cuerpo femenino, alejado de la imagen de la Femme Fatale, que valora a la figura sin ningún tipo de decoro. Son figuras que rompen las normas y que muestran la independencia y la libertad sexual de la mujer.
Relevancia posterior
Su estilo tan personal, que no se puede englobar dentro de ningún movimiento, influirá en futuros artistas, cantantes, actores o diseñadores.
De Lempicka será olvidada a partir de los años 40, cuando decide emigrar a los Estados Unidos ante la subida del nazismo. La artista volverá a salir del anonimato a partir de los años 70 y 80, gracias al movimiento feminista, y también por los diseños de Jean Paul Gautier o Yves Saint Laurent, conocidos por vestir a las mujeres con traje de hombre.
Madonna, gran admiradora de Tamara de Lempicka, compró algunas de sus obras, cuyas imágenes aparecen en varios conciertos y videoclips de los 80. Otros rostros conocidos que también compraron sus obras fueron el actor Jack Nicholson o Barbra Streisand. Asimismo, muchas imágenes de campañas publicitarias se han basado en algunas de sus obras como Chica en la Bugatti o Mujer de Verde.
Suzanne Valadon, musa y artista desconocida de la Bohème
Mucho menos conocida pero no menos importante es Suzanne Valadon (Bessines-sur-Gartempe 1865-París 1938). Fue hija de madre soltera humilde, y criada en Montmatre, barrio artístico por excelencia de la Belle Époque. Fue enlazando varios trabajos desde los 11 años, hasta que, a los 15, empezó a trabajar como modelo para artistas como Renoir, Degas o Toulouse Lautrec. Se convertiría, así, en una musa de la Bohème. Llegó a ser retratada en algunos cuadros de Toulouse Lautrec, como en el de La Bebedora, y en cuadros de Puvis de Chavanne o de Renoir.
No solo quiso que la admiraran como modelo, sino que también quería mostrar sus dotes como pintora. Así, fue incluso animada y admirada por artistas como Degas, que le compró sus primeros óleos. Su relación con el mundo masculino, no solo por ser modelo sino también por conocer a tantos artistas desde joven, y su poder de observación, la convertirán en una artista hecha a sí misma.
Artista y mujer libre
Sus autorretratos y retratos muestran una influencia del simbolismo, el japonismo, y de los artistas que frecuentaba, pero a la vez un estilo libre y personal.
Suzanne Valadon muestra un interés por el intercambio de roles en sus retratos femeninos. En ellos vemos mujeres que no posan y que, a veces incluso, tienen una postura considerada «masculina» para la época. Este estilo influirá en las artistas y mujeres de las futuras generaciones.
Será la primera mujer en exponer en el Salón de la Societé Nationale des Beaux-Arts. También fue la primera en pintar un desnudo masculino, retratando a su segundo marido, André Utter, en varios cuadros. Su interés tanto por lo masculino como por lo femenino, sin importarle las normas establecidas, le hará -al igual que a Tamara de Lempicka-, ser una pionera de esos años.
Su vida personal, también fue muy intensa y con muchos cambios y momentos duros. No obstante, esta situación no le impidió alcanzar el éxito y ganarse la vida como pintora, mostrando una gran dignidad a lo largo de su carrera y siendo muy respetada.
Valadon fue una de las artistas más importantes y, quizá, la más independiente del círculo impresionista y postimpresionista; a pesar de ello, siempre ha sido considerada como la amante o la mujer de alguien. Incluso hoy en día sigue siendo bastante desconocida fuera de su Casa–Museo de Montmatre.
Sin duda, de Lempicka y Valadon fueron dos grandes talentos de la modernidad. Ambas supieron aprovechar el periodo de efervescencia y auge cultural parisino de los años 20, y que podemos ver actualmente en la exposición Pioneras. Artistas de nuevo género en el París de los locos años veinte, del Museo de Luxemburgo de París.
