Historia

Cuando tres ancestros humanos convivieron hace dos millones de años en la Cuna de la Humanidad

El hallazgo más antiguo del Homo erectus demuestran que esta especie convivió en Sudáfrica con otros dos ancestros humanos: el Paranthropus robustus y el Australopithecus sediba.

Hoy somos la única especie humana que habita este planeta, pero son muchos los estudios que demuestran que esto no ha sido siempre así. Entre el imaginario popular, se ha mantenido la idea de una evolución lineal de las especies, entre ellas la nuestra, como si esta fuera un camino recto en el que una especie sustituye totalmente a la anterior de forma clara y sencilla. A esta idea contribuyen las conocidas imágenes en las que se observa cómo un chimpancé se endereza gradualmente y progresa a través de varios homínidos hasta llegar a ser un ser humano moderno. 

Sin embargo, esta idea no es correcta, y cada vez son más las pruebas que demuestran que la realidad es muy distinta, y que en diferentes momentos diferentes especies humanas conviviendo, en ocasiones de forma muy cercana.

Un Homo erectus de dos millones de años

Una investigación reciente, publicada en la revista Science, ha aportado una prueba más, tras haberse desenterrado el cráneo más antiguo conocido de Homo erectus. Esta especie humana fue la primera de todas las que nos antecedieron en ser casi humano en su anatomía y aspectos de su comportamiento, como, por ejemplo, el bipedismo.

El descubrimiento no ha sido por azar, sino que se ha logrado tras años de estudio por parte de un equipo de casi 30 científicos de cinco países en  el sistema de paleocuevas de Drimolen. Este yacimiento forma parte de la Cuna de la Humanidad, un conjunto de yacimientos paleontológicos y arqueológicos designados por la Unesco en 1999 como Patrimonio de la Humanidad.

El cráneo que se atribuye a un Homo erectus tiene una fecha segura de 2 millones de años. Por tanto, se trata del fósil más antiguo conocido de esta especie, y junto con el resto de hallazgos, nos obliga puede ser una factor clave para reescribir una parte de la historia evolutiva de nuestra especie.

El cráneo del Homo erectus, DNH 134 H., hallado en Drimolen. Foto: Jesse Martin, Reanud Joanes-Boyau, Andy I. R. Herries.

La pieza ha sido reconstruida a partir de más de 150 fragmentos separados, y pertenece a un individuo que probablemente tenga entre tres y seis años de edad, lo que brinda a los científicos una visión interesante del crecimiento y desarrollo infantil en estos primeros ancestros humanos.

Tres ancestros humanos que compartieron territorio

Además del cráneo, se han hallado otros fósiles que pertenecen a especies diferentes. Una de ella es el Paranthropus robustusel, uno de nuestros ancestros que se caracterizaban por su fuerza y robustez, del que se sabe que ocupó varios sitios de cuevas cercanas que preservan fósiles de la misma edad geológica. La otra especie hallada en la zona es el Australopithecus sediba, del que se tiene constancia a partir de depósitos de dos millones de años de un antiguo sitio de cueva prácticamente en el camino de Drimolen.

El cráneo del homínido Malapa 1 (MH1) de Sudáfrica, llamado «Karabo». 
Los restos fósiles combinados de este macho juvenil se designan como el holotipo de Australopithecus sediba. Foto de Brett Eloff.
 

Con este descubrimiento se demuestra que tres especies de antepasados ??humanos vivieron en una misma zona al mismo tiempo, superponiéndose en la cronología evolutiva de nuestro linaje. Con ello, se pone en jaque la teoría de que los Australopithecus se habían extinguido antes de la aparición de los primeros Homo y Paranthropus en Sudáfrica. 

«A diferencia de la situación actual, donde somos la única especie humana, hace dos millones de años nuestro ancestro directo no estaba solo», dijo Andy Herries, director del proyecto e investigador principal de la Universidad La Trobe en Australia. Esto supone que había tres tipos muy diferentes de ancestros humanos antiguos que recorrían el mismo territorio. Cada una de ellas mantuvo estrategias muy diferentes en términos de dieta, por lo que existe una alta probabilidad de que convivieran de una forma muy cercana, sin entrar en conflicto, En cualquier caso, los investigadores señalan que está por confirmar si llegaron a interactuar o competir por los recursos. 

Lo que sí está claro es que tras el periodo de convivencia, de entre los tres grupos ancestrales, solo nuestro el género Homo sobrevivió más allá de hace aproximadamente 1,5 millones de años, en un camino que acabó por a la aparición del hombre moderno, el Homo sapiens, hace aproximadamente 300 000 años .

Precisión en el proceso de datación

Uno de los problemas más importante en el estudio ha sido el de la datación de los restos. “Lamentablemente, la datación en las paleocuevas sudafricanas es difícil por la complejidad geológica y la ausencia de sedimentos volcánicos”, afirma Robert Saez

Yacimiento de Drimolen. Foto de Andy Herries.

Un obstáculo que, sin embargo se ha podido superar gracias a la datación de alta resolución de los depósitos fósiles de Drimolen, con la que se ha demostrado cuál es la edad de este cráneo. Lograr este alto grado de precisión solo ha sido posible por el uso de varias técnicas de datación.

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