Exposiciones

El barroco andaluz llega al Prado: el arte de narrar a través de cuadros

La esperada exposición se podrá visitar hasta el 23 de enero de 2022 en la sala C del edificio Jerónimos.

El Museo Nacional del Prado, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, ha presentado la exposición «El Hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz». En ella, se exponen tres importantes series narrativas creadas en las décadas centrales del siglo XVII. Estas series pertenecientes al barroco andaluz que se exponen en el Prado son las siguientes: la que describe la parábola del Hijo pródigo de Murillo; la que narra la historia de José, realizada por Antonio del Castillo, ambas completas y conservadas en la National Gallery de Dublín y el Prado, respectivamente; y la dedicada a la vida de san Ambrosio, de Valdés Leal. A estas piezas se les unen otras de diversos autores que pertenecen a series hoy incompletas o bien dispersas y que se relacionan con las anteriores.

Cuadro de Murillo, de barroco andaluz La disipación del hijo pródigo.
La disipación del hijo pródigo (El hijo pródigo hace vida disoluta). Bartolomé Esteban Murillo. Óleo sobre lienzo, 104,5 x 134,5 cm
h.1660-65. Dublín, National Gallery of Ireland

Las 33 piezas que conforman la exposición tienen provienen de diferentes instituciones. Desde el Museo Nacional del Prado hasta la National Gallery de Irlanda, en Dublín. Sin olvidar instituciones como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo de Bellas Artes de Asturias, el Museo de Bellas Artes de Sevilla y la Biblioteca Nacional del España. Con ellas, se documenta el alto nivel de calidad que se alcanzó en el cultivo de esta tipología. La exposición está comisariada por Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1800) del Museo Nacional del Prado.

Un arte representativo del barroco andaluz en el Prado

Durante las décadas centrales del siglo XVII se produjeron en Andalucía un tipo de cuadros muy representativos tanto del alto nivel creativo alcanzado por los principales pintores, como de las expectativas y el gusto de una de las partes más activas de su clientela. Se trata de obras organizadas en series, en su mayoría de mediano tamaño y encargadas por personajes particulares para interiores domésticos u oratorios privados. En ellas se desarrolla una «historia» de origen bíblico o hagiográfico. Eso permite entender no solo los recursos compositivos de sus autores, sino también su capacidad como narradores de episodios seriados. También permite conocer su contexto y cultura material.

La exposición incluye una sección con obras dispersas que en su momento formaron parte de series de este tipo. En ellas, se representan escenas de banquete o encuentros alrededor de un pozo. Así, se llama la atención sobre el hecho de que en este tipo de obras, junto con su importante contenido narrativo, conviven fórmulas que pertenecen a otros géneros, como el paisaje, la pintura costumbrista o el bodegón.

De izquierda a derecha, Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1800) del Museo Nacional del Prado; Daniel Martínez, Viceconsejero de Cultura y Turismo. Comunidad de Madrid; y Andrés Úbeda, Director Adjunto de Conservación del Museo Nacional del Prado. Foto © Museo Nacional del Prado.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: