Arte y patrimonio

El valor del sonido en el cine

Una flecha que no la vemos pero hemos sentido que casi nos roza por su sonido, el vuelo de un avión que nos sorprende por la espalda, la lluvia que oculta los gritos en una batalla medieval, la música de la victoria y de la derrota… Las asociaciones de experiencias y emociones con sonidos característicos son infinitas gracias, en cierto modo, al séptimo arte.

Conocer el mundo a través de los sentidos es el pan nuestro de cada día, pero evidentemente existe cierta preponderancia de unos sobre los otros para extraer la mayor parte de información de lo que nos rodea. Nuestra fuente de información más usada es el sentido de la vista, y después, según la cultura en la que nos hallemos inmersos, podrá ser el tacto o el oído. Ahora, si nos trasladamos a nuestro entorno más cotidiano y tenemos en cuenta la gran presencia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), observamos que prácticamente estamos ante el imperio de lo audiovisual. Smartphones, tablets, smart tv’s son las herramientas a través de las cuáles consumimos el mundo y nos informamos de él. Y una vez más, entre esos dos elementos, el “audio” y el “visual” existe una predominancia de éste último.

Las tablets son uno de los dispositivos más usados para consumir contenido audiovisual. Foto: Jarmoluk. Needpix.

Pero, ¿qué peso tiene por ejemplo nuestro oído a la hora de recibir la información y por ende reaccionar ante ella? ¿es el sonido un sentido infravalorado? Existen muchísimas preguntas entorno a esta cuestión que harían interminables las líneas que estamos escribiendo, así que, volviendo al terreno audiovisual, nos vamos a centrar en el peso del sonido, por ejemplo, en el cine.

Los cuatro elementos sonoros

El sonido en cine está compuesto por cuatro elementos fundamentales: el diálogo, los efectos sonoros, el foley y la música. A partir de estas piezas construimos el universo sonoro que envuelve al espectador, sobretodo en las salas de cine.

A la hora de la grabación de sonido en el set de rodaje, la premisa fundamental es la captura del diálogo, ya que la palabra es el instrumento que vehicula la interacción entre dos personajes. Evidentemente cuanto mayor información sonora podamos recoger del sitio donde nos hallemos rodando mucho mejor (ambientes de playa, montes, parques, ciudades, etc.), pero si las circunstancias nos impiden grabarlo, se puede simular o reconstruir después. Ahora bien, reconstruir el diálogo en el proceso de post-producción con el mismo nivel de naturalidad que cuando el actor estaba interpretando es muy difícil.  Si tenemos una grabación de diálogos suficientemente buena en toda la película, únicamente la someteremos a los procesos de edición y mezcla para limpiarla de ruidos no deseados y otorgarle la presencia de volumen y posición que requiere en cada momento del film.

Momento de rodaje de la película «Oro», en Conil. Foto: Andrés Torreadrado, 2016. RTVE.

La música es otro de los elementos fundamentales de una película,  que mucha gente asocia al concepto de banda sonora y eso es un error. Técnicamente, la banda sonora de una película es el conjunto de todos los sonidos que aparecen en ella, es decir, los diálogos, los efectos, el foley y la propia música. Sin embargo, entendemos perfectamente que ese carácter emocional que tiene la música es algo que influye en el espectador y por eso muchas veces recordamos películas solo con escuchar su “banda sonora”, y a la inversa también ocurre, no nos imaginamos “El señor de los anillos: La comunidad del anillo” sin las piezas de Howard Shore.

Efectos sonoros y foley

El foley es una de los elementos sonoros que más creatividad requiere. Debe su nombre a Jack Foley, que fue el inventor de diversas técnicas de grabación de este tipo de sonidos. El foley es el arte por el que el cual se reconstruyen los sonidos derivados de la acción del personaje como los pasos o la ropa y también de objetos con los que interactúa como libros, vasos o puertas a partir de otros objetos que poco o nada tienen que ver con el objeto real en sí. Por ejemplo, es conocido el sonido de un caballo galopando hecho con el choque de dos cocos sobre una superficie.

Artista foley en la grabación de un efecto de sonido foley. Foto: Vancouver Film School, 2011. Foley Room at the Sound Design Campus.

Por último, y no por ello menos importante, tendríamos los efectos sonoros. Los cuáles sirven para enfatizar, al igual que el foley y la música, la narrativa en ciertos pasajes de la película. Desde explosiones en cine de acción o el rugido de un dinosaurio o simplemente efectos de tensión, cuando un sonido, del cual desconocemos su origen en el cuadro, incrementa repentinamente su volumen para sorprendernos o asustarnos.

A partir de aquí, dentro de cada uno de los elementos que hemos mencionado existen más subcategorías con distintas funciones dentro de cada secuencia o escena de una película. La tarea de “ensamblar” todos estos elementos para que cada uno de ellos aporte su granito de arena a la sensación y el mensaje que el director quiere transmitir con la obra es todo un arte creativo que muchas veces pasa desapercibido. Démosle la importancia que se merece.

¡Corten!

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