Ciencia y tecnología

Internet de las cosas: una tecnología para el siglo XXI

El internet de las cosas (IoT, internet of things) es uno de los pilares sobre los que se asienta lo que se ha denominado cuarta revolución industrial. Se trata de una tecnología que ya está presente en la vida cotidiana de muchas personas, gracias a multitud de dispositivos con aplicaciones en ámbitos como el doméstico, el laboral o el ocio.

En 1769, James Watt patentaba su máquina de vapor. La invención de esta tecnología y su posterior expansión fue uno de los pilares sobre los que se dio comienzo en Reino Unido a un fenómeno que cambiaría el mundo: la primera revolución industrial. 230 años después, en 1999, Kevin Ashton desarrolló una nueva tecnología que sería uno de los fundamentos de la cuarta revolución industrial: el internet de las cosas (IoT, internet of things).

A finales de segunda década del siglo XX, el internet de las cosas es una tecnología que está muy presente en la vida cotidiana de muchas personas, gracias a multitud de dispositivos que, al menos en teoría, han sido diseñados con la finalidad de facilitar la vida y el trabajo. Y son muchos los ejemplos de esta tecnología aplicada en diferentes ámbitos, desde los más complejos robots de fábrica o los vehículos autónomos que mueven productos en entornos industriales y almacenes, hasta dispositivos de entrenamiento físico y sistemas de seguridad para el hogar o microondas para cocinar de forma sencilla.

A pesar de su creciente importancia, no existe una definición unívoca de esta tecnología. Una de ellas la ofrece la Internet Society:

«Por lo general, el término internet de las cosas se refiere a escenarios en los que la conectividad de red y la capacidad de cómputo se extienden a objetos, sensores y artículos de uso diario que habitualmente no se consideran computadoras, permitiendo que estos dispositivos generen, intercambien y consuman datos con una mínima intervención humana».

La interconexión es el concepto clave del internet de las cosas. Imagen: Pixabay

Así funciona el internet de las cosas

Dicho de un modo más sencillo, el Internet de las cosas es un concepto basado en dispositivos que se pueden conectar a internet y a otros dispositivos, lo que permite crear una especia de gran red que conecta cosas y personas, que recopilan y comparten una gran cantidad de datos.

El proceso de IoT es posible gracias a los sensores que incorporan los dispositivos. Estos sensores se encargan de recopilar grandes cantidades de datos del entorno. Todos eso datos, una vez recopilados, se envían a la plataforma IoT, una infraestructura común a la que están conectados todos los dispositivos en uso. La plataforma de internet de las cosas integra los datos recopilados de múltiples fuentes y realiza análisis avanzados para extraer información valiosa de los datos. La transmisión de datos se realiza a través de un medio como Wi-Fi, Bluetooth, redes de área amplia (WAN), es decir, GSM, NB-IoT, LORA y SigFox, o redes satelitales.

Un desarrollo fulgurante

En la década de 1970 se comenzó a especular con una tecnología de estas características, pero no fue hasta 1999 cuando Kevin Ashton, considerado el padre del internet de las cosas, desarrolló esta nueva tecnología. El término no se popularizó hasta 2010, cuando salió a la luz que Google utilizó sus servicios de Street View para obtener datos de Wifis particulares. El fenómeno llamó tanto la atención que estados y empresas comenzaron a interesarse por ella. IBM comenzó a trabajar en su campaña Smarter Planet, China declaró que el internet de las cosas pasaba a ser una prioridad estratégica en su Plan Quinquenal, y la edición de 2012 de LeWeb, el mayor congreso sobre Internet más grande de Europa, se dedicó a este tema.

Kevin Ashton, creador del internet de las cosas. Fuente: Wikimedia

Un paso importante en esa dirección se dio en enero de 2014. Google anunció que invertiría 3,2 millones de dólares en la compra de Nest, lo que acercó por primera vez de una forma clara el internet de las cosas al consumo de masas. En ese momento, el mercado mundial entendió, por fin, la importancia que el internet de la cosas iba a tener en el futuro cercano.

Un informe publicado por Juniper Research a mediados de 2020, prevé que el mercado del internet de las cosas generará unos ingresos por valor de 66000 millones de dólares, a pesar de situación de crisis derivada de la pandemia COVID-19. También prevé que entre 2020 y 2024 el número de conexiones pasará de los 35 mil millones a más de 83 mil millones, es decir, aumentará en un 130%. En este incremento, el sector industrial jugará un papel de forma que las empresas manufactureras, el comercio minorista y la agricultura pasarán a representar más del 70% de las conexiones IoT.

Los datos demuestran que desde su aparición, la evolución del internet de las cosas ha sido prácticamente imparable. Ello, sin duda, permite augurar un futuro muy prometedor.

Pero también ha dado lugar a interesantes debates y reflexiones sobres las múltiples repercusiones desde una perspectiva económica y social. Entre las que podemos senalar la creciente preocupación por la seguridad y privacidad de los datos, la complejidad de software, la llegada del 5G o el impacto que generará en el mercado laboral

Fuentes:

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