Historia

Étienne de La Boétie: un sorprendente discurso contra la tiranía en el siglo XVI

Si hablamos de teoría política del Renacimiento, Tomás Moro o Nicolás Maquiavelo son los referentes oficiales. Sin embargo, aunque menos conocido, La Boétie es uno de los fundadores de la filosofía política moderna, y un claro precursor del anarquismo.
Étienne de La Boétie (Sarlat e la Canedat, 1 noviembre 1530 – Germinhan, 18 agosto 1563).

El siglo XVI propició una ruptura con la cosmovisión medieval en todas las esferas. Los nuevos descubrimientos geográficos, la reforma protestante, la revolución copernicana o las innovaciones en el terreno artístico impulsan a la civilización occidental hacia una nueva era. Y el ámbito de la teoría política no es una excepción.

Pero cuanto más intensa es la luz de una época, más alargadas son las sombras que proyecta; es también la época de la contrarreforma, las guerras de religióny el absolutismo. En este contexto de inestabilidad política e incertidumbre se circunscribe la obra de francés Étienne de la Boétie.

La teoría política durante el Renacimiento

En 1516, Thomas Moro publicaba su Utopía. Una imagen literaria de la sociedad perfecta en donde se superan todas las injusticias. La igualdad social y económica, y la tolerancia religiosa representan la imagen en negativo de la sociedad política de su época.

Grabado del libro de Thomas Moro, Utopía (1516).

Un poco antes, en 1513, el italiano Nicolás Maquiavelo escribía su Príncipe, aunque no lo publicaría hasta mucho tiempo después. Una especie de antimanual del gobernante virtuoso. Un tratado que describe cuál debería ser la forma de comportarse de un príncipe, anteponiendo la razón de estado sobre cualquier otra consideración moral. Desde Maquiavelo, la política se escinde de la ética y se concibe como una esfera autónoma con leyes propias. A pesar de su naturaleza innovadora, el tratado del italiano reproducía las características del “espejo de príncipes”, un género muy típico en el medievo mediante el cual se trataba de influir en la política “de arriba a abajo”, mediante la instrucción del monarca.

Étienne de La Boétie también realizará una aportación original a la teoría política: poner el foco, no en el príncipe, sino en los súbditos que le rinden vasallaje. Si tradicionalmente se considera al inglés Thomas Hobbes como el fundador de la filosofía política moderna por explicar cómo se transfiere el poder, “de abajo a arriba” (es decir, de los individuos al monarca), de La Boétie es uno de los claros precedentes de dicha disciplina. Sin embargo, lo que este último hará es cuestionar radicalmente la legitimidad de dicho poder.

Contra uno: el azaroso recorrido del manuscrito

Según Michel de Montaigne, íntimo amigo de Étienne de La Boétie, este escribió su Discurso sobre la servidumbre voluntariaa los 18 años, lo cual sitúa la fecha exacta en 1548. Aunque con algunos rasgos de ingenuidad, el libelo muestra una madurez y un conocimiento de la historia antigua inusuales para un escritor tan precoz.

La Boétie no publicó su Discurso, pero algunas copias del manuscrito se distribuyeron por determinados círculos vinculados a la política. En 1563, Étienne de La Boétie muere de disentería, no sin antes pedirle a su amigo Montaigne que no publique ninguna de sus obras, súplica que el filósofo francés desoirá, incluyendo años después diversos textos suyos entre sus Ensayos. No obstante, Montaigne no publicará el Discurso por prudencia.

Fueron los hugonotes (nombre que recibían los protestantes calvinistas en Francia), quienes publicarán un extracto anónimo del texto de La Boétie en 1574, como reacción contra la corona tras la matanza de San Bartolomé. En 1576, los hugonotes volvieron a publicar el Discurso de forma anónima, pero íntegramente, y rebautizándolo como El contra uno.

Pero, al parecer, los calvinistas manipularon el texto original, que solo quedó preservado en algunas copias que permanecerán durante algún tiempo ocultas. La fuerza del Discurso de La Boétie fue tal, que hasta el propio cardenal Richelieu movilizó a su red de espías para localizar y apropiarse del incendiario manuscrito. Finalmente, en 1724, el Discurso será publicando en París y llegará a tiempo de influir en ilustrados como Rousseau y revolucionarios como Marat.

Contra la tiranía y el absolutismo

El Discurso sobre la servidumbre voluntaria nace de la perplejidad del autor.

“Quisiera tan solo entender cómo se puede hacer que tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones soporten algunas veces a un solo tirano, que no tiene otro poder que el que ellos le otorgan”, confiesa el autor.

La Boétie pasa de la perplejidad al lamento:

¿Qué desgracia, qué vicio o, más bien, qué desgraciado vicio es este? ¡Ver a un número infinito de personas no obedecer, sino servir; no ser gobernados, sino tiranizados, sin bienes; no tener ni parientes, ni mujeres, ni hijos; ni su vida propia que les pertenezca! ¡Sufrir los saqueos, las lujurias, las crueldades, no de una armada, no de un campamento bárbaro (…) sino de uno solo.

Tal y como sugiere el título del ensayo, para de La Boétie, el sometimiento del pueblo al monarca es un acto de voluntad, algo extraño en la mente del joven Étienne, si tenemos en cuenta su forma de entender la naturaleza humana. Para él, la tiranía es contraria a la ley natural. El ser humano es libre por naturaleza; es solo debido a una concienzuda educación y a la fuerza de la costumbre que el hombre termina por elegir, contra natura, una vida de servidumbre. En este punto, es difícil no rastrear su influencia hasta el Rousseau del Contrato social, cuando proclama “El hombre ha nacido libre y en todas partes se encuentra encadenado”.

Grabado del libro de Hobbes, Leviathan (1651).

El amigo de Montaigne distingue tres formas de hacerse con el poder el tirano.

  • Por herencia de su linaje.
  • Por las armas.
  • Por elección del pueblo.

Pero, y esta es una de las peculiaridades que han llevado a ver en él a un libertario avant la lettre, ninguna de las vías de acceso al poder es legítima. De hecho, el tirano que es elegido por el pueblo puede incluso ejercer su poder con mayor celo que los demás.

El autor del discurso llama la atención sobre el carácter convencional de todo poder:

“Aunque a este solo tirano no hay necesidad de combatirlo, de debilitarlo, por sí mismo se anula, pero para ello es necesario que el país no consienta la servidumbre. No es menester quitarle nada, pero tampoco darle nada.”

¿Es el citado fragmento una llamada a la desobediencia civil, tal y como a menudo se ha interpretado?

La demoledora crítica que lleva a cabo Étienne de La Boétie no le sigue propuesta alguna dentro de la política. Frente al absolutismo cuyas bases ha atacado tan fervorosamente, el autor se limita a contraponer su concepción de la amistad con reminiscencias aristotélicas. Una amistad cuyas condiciones de posibilidad se reducen drásticamente cuanto más cerca se está del tirano.

“Esta es la razón por la que un tirano jamás es amado ni ama él mismo jamás. La amistad es un nombre sagrado, una cosa santa, no se da jamás salvo entre gentes de bien que se estiman mutuamente; no se mantiene tanto por los beneficios como por la buena vida […] No puede haber amistad ahí donde hay crueldad, deslealtad e injusticia; y cuando se reúnen los malvados siempre hay complot y no compañía. No se aman, se temen; no son amigos, sino cómplices”.

De este modo, en el discurso se opone amistad a tiranía; porque la amistad es algo que requiere equidad y se da entre iguales. Ya en las primeras páginas del Discurso, de La Boétie apelaba a la fraternidad:

“…la naturaleza […] nos ha hecho a todos de la misma forma y, al parecer, en el mismo molde, con el fin de que nos reconozcamos todos como compañeros, o más bien como hermanos […] al hacer las partes de unos más grandes, y las de otros más pequeñas, quería dar lugar al afecto fraternal con el fin de que tuviera donde empelarse, teniendo unos el poder de dar ayuda, y los otros necesidad de recibirla”.

Amistad, fraternidad y cooperación parecen las alternativas contra el poder absoluto. Pero se trata de elementos correspondientes a una ética, no constituyen una solución política. “Aprendamos a hacer el bien”, sentencia en las últimas líneas de la obra.

¿Un pionero adelantado a su tiempo?

Probablemente, el error de Étienne de La Boétie fue el de no plantear soluciones políticas. No obstante, su obra representa un cambio fundamental de perspectiva.

Muy pronto, los teóricos del contrato social tendrán que justificar racionalmente aquello que provocaba tanta perplejidad a de La Boétie: cómo el pueblo hace entrega de su libertad para otorgársela al Estado, ya sea para conformar un poder absoluto (Thomas Hobbes) o democrático (Jean-Jacques Rousseau).

Bibliografía

CAMPILLO MESEGUER, A. (1984), «Moro, Maquiavelo, La Boétie: una lectura comparada», Anales de filosofía, Vol. II. Universidad de Murcia

DE LA BOÉTIE, E. (2019). Discurso sobre la servidumbre voluntaria. Hueders.

MAY, A. (2016). Un estudio sobre las interpretaciones del Discurso [Libro electrónico]. En E. de La Boétie (ed.), Discurso sobre la servidumbre voluntaria (pp. 161-207). Virus Editorial. https://www.viruseditorial.net/es/editorial/libros/412/discurso-de-la-servidumbre-voluntaria

ROUSSEAU, J. J. (1993). El contrato social. Altaya.

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