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Exposiciones universales: ocho arquitecturas efímeras que resistieron al paso del tiempo

Las arquitecturas y las estructuras que formaban parte de las exposiciones universales fueron concebidas como escenarios efímeros de las muestras. Sin embargo, algunas de ellas se conservaron tras el cierre de las ferias y, hoy en día, se han convertido en iconos de esas ciudades y un punto de referencia turístico.
Vista de la Exposición de París de 1900, con la Exposición de 1889 todavía montada. Librery of Congress.

Las exposiciones universales nacieron a mediados del siglo XIX para dar a conocer a la sociedad las innovaciones tecnológicas, el arte académico del momento y las culturas de otras regiones del mundo. Desde entonces, numerosas ciudades repartidas por todo el mundo han sido anfitrionas de este tipo de eventos.

Los recintos son grandes escenarios cuya concepción se ha transformado y adaptado a su tiempo. Así, entre 1851 y 1933, el tema principal de las exposiciones fue el de la era de la industrialización; entre 1933 y 1988 lo fue el del intercambio cultural; y desde 1998 se aboga por el de marca-nación.

Pero las exposiciones universales tienen una duración concreta, finita. En principio, todas sus arquitecturas y elementos son temporales; se conciben con una idea efímera y se construyen como tal. Sin embargo, muchas de estas estructuras no se destruyeron y han permanecido hasta nuestros días. Algunas veces se han conservado varios elementos, creando parques y dando una segunda vida a estos recintos; otras veces, tan solo se ha conservado el icono más característico de la muestra, el cual ha acabado por convertirse en un icono de la ciudad. Veamos cuales son los más significativos de la historia.

Palacio Real de Exposiciones (Melbourne)

El Royal Exhibition Building fue construido para la Exposición Universal de Melbourne de 1880. El diseño del edificio fue realizado por Joseph Reed, el cual contiene grandes influencias de la arquitectura bizantina y del Renacimiento italiano, en especial de la catedral de Florencia, tal como lo demuestra la cúpula central.

Tras la exposición de 1880, el edificio ha sido escenario de importantes acontecimientos, como la inauguración oficial del Parlamento Federal, la sede del Parlamento Victoria y de los Juegos Olímpicos de 1956, así como de otras exposiciones de menor importancia.

En 1948, la demolición del edificio fue sometida a votación por el Consejo de la Ciudad, cuyo ajustado resultado fue el de su conservación. En 2004 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo el primer edificio australiano en conseguir dicha declaración. Sus valores se encuentran en ser uno de los grandes edificios de exposiciones del siglo XIX que todavía se conservan.

John Torcasio, 2013.

Arco de Triunfo (Barcelona)

El Arco de Triunfo fue levantado para la Exposición Universal de Barcelona de 1888. Su diseño arquitectónico fue realizado por Josep Vilaseca i Casanovas, las esculturas fueron talladas por Josep Reynés, Josep Llimona, Antoni Vilanova, Torquat Tasso, Manuel Fuxà i Pere Carbonell, mientras que la mayólica fue elaborada por Magí Fita.

La exposición supuso para la ciudad una gran transformación urbanística, por lo que se han conservado diversos elementos construidos expresamente para la misma, destacando el Arco de Triunfo y el Castillo de los Tres Dragones, obra de Lluís Domènech i Montaner.

El monumental Arco de Triunfo era la puerta de acceso de la exposición. Su diseño, con el destacado ladrillo a cara vista, tiene cierta influencia neomudéjar, un estilo prácticamente inexistente en Cataluña, aunque su ornamentación refleja motivos del eclecticismo y del modernismo incipiente.

Félix König, 2013.

Torre Eiffel (París)

Poca presentación necesita uno de los monumentos más famosos del mundo. Fue erigida para ser el arco de entrada de la Exposición Universal de París de 1889. Estuvo ideada por Maurice Koechlin y Émile Nouguier y diseñada por Stephen Sauvestre, jefe de proyectos de la empresa Gustave Eiffel & Cie. La construcción fue dirigida por el propio Eiffel, al que se debe su nombre.

Se trata de una estructura metálica de 300 metros de altura en su origen (hoy cuenta con una antena que la alza hasta los 324 m) y fue el “edificio” más alto del mundo hasta 1930, cuando se construyó el edificio Chrysler, en Nueva York, ostentando ese récord durante 41 años.

Además de un hito de la ingeniería, la Torre Eiffel es un elemento estético reproducido por todas las artes audiovisuales durante toda su historia. En su interior cuenta con diversos ascensores, elevadores o restaurantes. En la actualidad, es uno de los monumentos más visitados del mundo y el principal hito que identifica a la capital francesa.

Manuel Carreres, 2015.

Puente Alejandro III (París)

El Puente Alejandro III fue construido para dar acceso a la Exposición Universal de París de 1900, adyacente a los Campos Elíseos, desde la explanada de los Inválidos. Sus artífices fueron un grupo de arquitectos e ingenieros formado por Joseph Marie Cassien-Bernard, Gaston Cousin, Amédée Alby y Jean Résal.

El puente forma parte de un conjunto monumental de elementos conservados de la Exposición de 1900, como el Grand Palais y el Petit Palais o la estación de Orsay, hoy sede del Museo de Orsay. Se considera uno de las primeras estructuras prefabricadas del mundo, puesto que se fundió y forjó en Le Creusot, y se montó por piezas mediante una grúa.

Es uno de los puentes más largos de la ciudad, está compuesto por un solo arco de 109 m de luz y consta de una abundante decoración, donde destacan los monumentales pairones situados en sus extremos y sus esculturas. Está considerado como un símbolo de la Belle Époque y, desde 1999, se encuentra declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dentro del conjunto de las “Riberas del Sena en París”.

Biker Normand, 2015.

Palacio Nacional (Barcelona)

El Palacio Nacional fue levantado para presidir la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Los arquitectos fueron Eugenio Cendoya y Enric Catà, bajo la supervisión de Pere Domènech i Roura, los cuales se inspiraron en el clasicismo y en el Renacimiento español.

El palacio ocupaba un lugar destacado en el recinto de la exposición, en lo alto de la montaña de Montjuïc, creando una perspectiva monumental que partía de la plaza de España, y pasaba por la fuente mágica y los diversos pabellones a ambos lados de la gran escalinata.

Tal vez se trate de uno de los principales ejemplos en los que el edificio se concibió con una idea de durabilidad. La exposición supuso para Barcelona una proyección internacional y, el propio palacio, se convirtió en uno de los museos de arte más importantes de Europa, el MNAC.

Rafa Esteve, 2017.

Plazas de España y de América (Sevilla)

Las plazas de España y de América fueron ideadas por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Cada una de ellas se sitúa a un extremo del parque María Luisa, lugar donde se celebró la muestra, y donde todavía se conservan numerosos pabellones y elementos.

El edificio de la plaza de España fue el escenario principal y el de mayores dimensiones del recinto ferial. Está realizado en ladrillo a cara vista con gran decoración cerámica; se abre a una gran plaza semi-elíptica de 170 m de diámetro. Tras la exposición debería haberse convertido en la Universidad de Sevilla; sin embargo, fue sede de Capitanía General, del Gobierno central de Andalucía y, en la actualidad, subdelegación de gobierno español.

Al otro extremo se sitúa la plaza de América, más desconocida. Está conformada alrededor de tres edificios principales de estilos neomudéjar, neorrenacentista y neogótico, que albergaban los antiguos pabellones de arte antiguo, bellas artes y exposiciones respectivamente. En la actualidad acogen diversos museos municipales. Ambas plazas se encuentran en uno de los rincones más visitados y turísticos de Sevilla, cuyos escenarios –principalmente el de la plaza de España– se han convertido en un icono para la ciudad.

Francisco Colinet, 2013.

Atomium (Bruselas)

El Atomium fue realizado para la Exposición General de primera categoría de Bruselas de 1958 por el ingeniero André Waterkeyn y los arquitectos André y Jean Polak. El tema de la exposición fue “La tecnología al servicio de las personas” por lo que el monumento representa los nueve átomos de un cristal de hierro. Eso sí, ampliado 165 mil millones de veces.

El Atomium es una estructura de acero y aluminio de 102 m de altura y está formado por 9 esferas de acero de 18 m de diámetro cada una, conectadas por 20 tubos donde se sitúan ascensores y escaleras metálicas.

Aunque fue pensado para desmontarlo tras la exposición, su popularidad y atracción hizo que su demolición se pospusiera, hasta que la idea se abandonó definitivamente. Hoy, es uno de los hitos más representativos y turísticos de la ciudad.

Alf van Bemm, 2005.

Space Needle (Seattle)

El Space Needle o “Aguja Espacial” fue realizada como símbolo de la Exposición General de segunda categoría de Seattle de 1962, también conocida como 21 Century Exposition. Fue ideada por Edwar E. Carlson y Jonh Graham con la colaboración de Victor Steinbrueck y John K. Manasian.

El tema de la exposición fue “El hombre en la era espacial”, motivo por el cual se alzó esta gran torre en forma de platillo volante. Tiene 184 m de altura, y se convirtió en el edificio más alto al oeste del río Mississippi. En la plataforma superior, a 160 m de altura, se encuentra un mirador y un restaurante giratorio, el famoso SkyCity, desde el que se vislumbra toda la ciudad y el horizonte de alrededor.

Muchos de los elementos de la exposición se convirtieron en un parque de atracciones y en edificios públicos. Desde su construcción, el Space Needle se ha convertido en un símbolo del noroeste del Pacífico y en un emblema para la ciudad de Seattle. Por esa razón, en 1999 fue declarado como hito histórico por la Junta de Preservación de Monumentos de la Ciudad.

Jonathan Miske, 2015.

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