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Desarrollo local: concepto y modelos

El desarrollo local consiste en una estrategia dirigida a mejorar las calidad de vida y el bienestar de las comunidades en las que se implementan. Se trata de una estrategia multidimensional, ya que incide y tienen en cuenta una amplia diversidad de elementos sociales, económicos y ambientales.

El desarrollo local es un concepto, con diferentes modelos, que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. Desde hace algunos años hemos podido observar como han proliferado por países de todos los continentes, proyectos que se hacen eco de este concepto, a veces ligados al ámbito de la cooperación internacional: iniciativas de desarrollo local, agencias de desarrollo local, técnicos de desarrollo local, entre otros.

Sin embargo, su origen ser remonta a varias décadas atrás, en concreto a mediados del siglo XX, ante la necesidad de reconstruir una Europa que había quedado devastada por la II Guerra Mundial. De hecho, en cierta forma, el Plan Marshall, un programa estadounidense de ayuda económica cuyo objetivo era lograr la estabilidad de Europa tras el conflicto, es uno precursos de este acciones en favor del desarrollo económico.

Las definiciones sobre el concepto de desarrollo local son muchas, cada una de ellas hace hincapié  o resalta algunos de los elementos que les caracterizan. De ese modo, podemos destacar algunas de las más conocidas, como es el caso de la definición que da la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) que lo resume como “aquella política multidimensional cuyo objetivo consiste en el desarrollo integrado de un territorio”.

Otra definición que complementa la anterior es la siguiente: “aquella acción integral emprendida de modo concertado por los agentes sociales de una determinada comunidad, con el fin de desarrolloar el territorio local a través de la valorización de sus recursos humanos y materiales, manteniendo una negociación o diálogo con los centros de decisiones económicos, sociales y políticos de los que dependen” (Antuñano, 1993).

El objetivo último de un auténtico proceso de desarrollo local es avanzar en conseguir que las comunidades locales sean capaces de utilizar sus propios recursos (económicos, sociales, patrimoniales, ecológicos) de la forma más eficiente posible para mejorar el bienestar tanto del conjunto como de cada uno de los que forman parte de ella, garantizando que ese bienestar pueda ser duradero en el tiempo a largo plazo.

Un concepto multidimensional

Y como estas, podemos encontrar muchas otras definiciones. Pero hay muchos elementos comunes en todas las definiciones de desarrollo local:

  • Carácter local: actúa sobre un territorio concreto, generalmente de tamaño pequeño o mediano (municipios, regiones…)
  • Dimensión social: su prioridad es la mejora de vida de los habitantes del territorio en cuestión, especialmente de aquellos más desfavorecidos o con menos recursos.
  • Dimensión institucional: la Administración Pública debe colaborar, dirigir o coordinar el proceso para asegurar la eficacia de los agentes implicados.
  • Dimensión Económica: el proceso debe tender a la rentabilidad y la eficiencia.
  • Dimensión cooperativa y participativa: no es un proceso individual, sino que es necesaria la participación de múltiples organismos, colectivos e individuos. En este caso, la unión sí hace la fuerza.
  • Dimensión instrumental: el propio proceso de desarrollo local facilita la resolución de los conflictos entre los agentes implicados en el diseño o la ejecución de las iniciativas.

Además, se le debe añadir el carácter de sostenible, desde una perspectiva ecológica, económica y social, dado que si ello no es así, el proyecto no podrá sobrevivir, aunque mantenga todas las características anteriores.

Desarrollo local: concepto y modelos.
Muchos gobiernos han incluido el desarrollo local entre sus prioridades. Fuente: Facebook.

Dos modelos de desarrollo local

Existen diveros modelos de apliación de estrategias de desarrollo local. Los dos más destacados son el modelo exógeno y el modelo endógeno.

Modelo exógeno

El modelo de desarrollo exógeno  se caracteriza por la atracción de inversiones y empresas desde otros lugares, posiblemente extranjeras. Este modelo tiene algunas ventajas, pero también inconvenientes. 

Entre las principales ventajas, nos encontramos con que mantiene un importante dinamismo inicial, con un alto nivel tecnológico, productivo y comercializador y una capacidad rápida para crear empleo; además, suelen tener un acceso relativamente fácil a los mercados financieros y un mejor y más fácil acceso a la formación. 

Entre los inconvenientes destacan que este tipo de inversión suele tener un compromiso bajo con el territorio y la comunidad local, con poca consideración en las repercusiones medioambientales y un alto nivel de dependencia de los intereses estratégicos de los inversores y de la compañía.

Modelo endógeno

En cuanto al modelo de desarrollo endógeno, cabe destacar que su objetivo es tratar de revitalizar el territorio y su población desde la potenciación de los recursos propios y su revalorización. Entre las ventajas de este modelo tenemos que permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad, un mayor uso de recursos locales fomentando el comercio local y, por tanto, el empleo, y además suele tener asociado un menor coste ecológico.

Entre los inconvenientes destacan una menor experiencia en los mercados externos, con un menor margen de ganancia; suele tener una menor capacidad de inversión en I+D+I y menor facilidad a los mercados financieros, así como una menor capacidad de formación y autoformación.

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