Historia

La larga y olvidada relación entre el cannabis y la medicina

Ya sea con usos lúdicos o medicinales, la relación del cannabis con el ser humano se remonta a tiempos muy lejanos.

El cannabis es una planta que ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Si bien es cierto que los especialistas no acaban de ponerse de acuerdo, en el momento exacto en que apareció, existen indicios que apuntan a que sus primeros usos se remontan al Neolítico. Entre sus usos, el terapéutico es, sin duda, el más interesante, en un largo camino que recordamos a continuación.

Una planta muy recurrente en la medicina tradicional china

Como ocurre con otras muchas actividades humanas, es en China donde se han encontrado los restos más antiguos del uso del cannabis. Así, se sabe que desde el 4000 a. C., el cannabis se empleaba como material para la confección de textil o en rituales sagrados. 

La medicina china tradicional también se ha relacionado de forma muy estrecha con el cannabis.  Al emperador Huang Ti se le atribuye la obra ‘Nei Ching’, escrita alrededor del 2600 a.C. En este texto, se recopilan algunas recetas que incluían cannabis para tratar determinadas dolencias y enfermedades. Poco después, otro mandarario, en este caso, el emperador Shen Nung, puso de relevancia  las propiedades curativas del cannabis para la gota, el reumatismo, la malaria, algunos desórdenes femeninos o problemas mentales. Sin embargo, avisaba de las terribles consecuencias podría tener el consumo de una dosis excesiva en relación con alteraciones en la percepción de la realidad.

Europa: bien conocida desde la antigüedad

Las propiedades del cannabis eran cada vez más conocidas. De ese modo, pasando por diferentes pueblos y culturas, desde los asirios a los persas, pasando por los egipcios, su uso llegó a Europa. Como sonsecuencia de eeste viaje, las dos grandes culturas europeas de la Antigüedad, la griega y la romana, también coquetearon con esta sustancia desde un punto de vista terapéutico.

El conocido médico y botánico Dioscórides, que vivió durante el siglo I, habló de él, desde una perspectiva científica, en su obra ‘De Materia Medica’, una de las guía botánicas más importantes hasta el fin de la Edad Media. En el siglo II, Galeano, médico y cirujano griego, no dudó en afirmar que el cannabis era una poderosa arma contra algunas dolencias. Entre ellas: las flatulencias, el dolor de oídos y dolencias de todo tipo, aunque nunca pudo saber que ello se debía a la existencia del cannabidiol.

Página de ‘De Materia Medica».

Tras el letargo científico que significó la Edad Media en Europa, ya en el siglo XVI, en pleno apogeo del Renacimiento en Europa, el cannabis volvió a ser objeto de estudio científico.  Un buen ejemplo de ello es la mención que hizo García da Orta, un médico portugués que trabajó en India, en su obra ‘Coloquio sobre los simples y los medicamentos de la India’. En ella, afirma que era un estimulante del apetito, con propiedades tranquilizantes y afrodisíacas.

El método científico para el estudio del cannabis

Si el Renacimiento volvió a poner el foco sobre el cannabis, la revolució científica supuso un paso fundamental en su estudio. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la fe en la ciencia y la razón, fue la base de la creación y expansión de la ciencia moderna. Esto supuso la sustitución del uso basado en las creencias y tradiciones populares por la aplicación del método científico para conocer a fondo qué beneficios podría ofrecer.

A partir de mediados del siglo XIX, el interés sobre el uso medicinal del cannabis se multiplicó. Los artículos científicos hablando sobre ello se multplicaron y las evidencias sobre sus propiedades era cada vez mayores. Por ejemplo, el médico francés Aubert-Roche, describiera cómo el cannabis podía ser una arma fundamental para luchar contra una de las grandes amenazas de la humanidad: la peste.

Otras investigaciones aseguraban que el cannabis, o algunos de sus productos derivados, era un potente narcótico, que actuaba como afrodisíaco y que estimulaba el apetito, además de producir sueño, aliviar los espasmos y el dolor y calmar la inquietud nerviosa. Incluso se llegó a considerar que el extracto de cáñamo era más adecuado que el opio. En esa línea, el médico canadiense William Osler, considerado como uno de los padres de la medicina moderna, lo definió como el remedio más satisfactorio para la migraña.

Todos los descubrimientos y las propiedades que se le atribuían aumentaron de forma espectacular la popularidad el cannabis. Tanto es así que en esta época, los extractos y aceites esenciales a base de la planta, se podían adquirir fácilmente en cualquier farmacia de todo el Viejo Continente y en Estados Unidos.

El ostracismo y la prohibición

A pesar de las muchas propiedades que se le atributeron al cannabis, poco a poco, su popularidad fue cayendo. Sin bien durante las primeras décadas del siglo XX, siguió siendo una sustancia popular para el tratamiento de muchas patologías, todo cambió a partir de 1937. En este año, la marihuana fue incluida en la lista de sustancias prohibidas en Estados Unidos, lo que creó una imagen negativa sobre todos los productos que tuviesen algún tipo de vinculación con ella. 

Frasco con una fórmula basada en el cannabis, utilizado para diferentes tratamiebtos en 1930. Fuente: Herb Museum

El resto de países occidentales no dudaron en copiar los pasos legislativos dados por Estados Unidos. Esto dificultó el acceso a cualquier remedio terapéutico derivado del cannabis e impidió el desarrollo de estudios con métodos científicos modernos que demostrasen cuáles eran los auténticos efectos de todos sus compuestos. Una situación que se mantendría hasta finales de los años setenta del siglo XX, cuando un renovado interés científico por esta planta volvería a aparecer.

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